viernes, 28 de mayo de 2010

The Thin Blue Line


The Thin Blue Line

Dir. Errol Morris / USA (1988)

The Thin Blue Line is "the first non-fiction Film Noir".

Errol Morris

The Thin Blue Line es un documental que relata el caso de un hombre, Randall Adams, de 28 años, acusado de asesinar a un policía a tiros, en la ciudad de Dallas, Texas. Adams iba manejando y cuando el oficial bajó de la patrulla para hablar con él, supuestamente le disparó a quemarropa, dándose a la fuga. El hombre fue aprehendido gracias al testimonio de David Harris, de 16, quien presuntamente iba de copiloto. Todo esto resultó ser una farsa montada por Harris, y gracias a este documental, Adams comprobó su inocencia. No obstante, durante toda la cinta podemos hacernos preguntas acerca de quién dice la verdad, quién no miente y por qué hay tantos involucrados en el caso.

Errol Morris sigue convenciones que raramente hemos visto en la larga lista de documentales que hemos estudiado durante el curso. Para empezar tiene una factura que pareciera hecha para la televisión estadounidense. Simplemente, este tipo de documentales son los que están más en las salas de cine, que cualquiera que hayamos analizado a lo largo de estos meses. Hemos visto muchas situaciones armadas en todas las cintas, sin embargo aquí se da en mayor porcentaje los re-enactments que son muy socorridos en reportajes televisivos, ya sean de cadenas noticiosas o hasta de E! Entertainment Television. Éstos re-enactments, que algunas veces me parecen calculadamente reiterativos a lo largo del filme, nos dejan ver los toques irónicos que el director le da al caso, y la manera en que precisamente el proceso es banalizado, como si fuera un reportaje de los que he mencionado. La malteada, el logotipo de Burger King en el cofre del auto etc.







Morris hace uso también de muchas entrevistas con una amplia gama de personajes, desde jueces, autoridades, parientes, los mismos involucrados, hasta los que no tenían absolutamente nada que ver y solo deseaban sus 15 minutos de fama. Así es como la gran cantidad de opiniones empiezan a jugar en contra de la inocencia del que parecería el culpable. Tantas voces sólo entorpecen el proceso, como ya hemos visto en tantos casos. El hecho de ver y escuchar tantas versiones me hacen definir esta película como una especie de Rashomon. La estructura del documental está diseñado para que a los espectadores se nos de a conocer la información a través de capas, que van develándonos la verdad, pues hay un momento, incluso casi al final, que no nos queda claro quién es el culpable. De no ser por las ultimas imágenes donde se escucha el testimonio del verdadero asesino, podría decirse que nunca lo sabríamos. Inclusive en esa escena es difícil afirmar que el asesino se responsabiliza de toda culpa y deslinda a Adams de su culpabilidad. Por último, cabe destacar la banda sonora, compuesta por Philip Glass, que dota al documental de cierta tensión y sumerge al espectador en un trance debido a lo hipnótico de sus melodías, nos transmite una sensación de estar perdidos entre tantas voces, combinando perfecto con la temática de desconfianza que nos proyectan sus personajes.



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