domingo, 11 de abril de 2010

Nuit et Brouillard




Nuit et brouillard
Alain Resnais, FRA (1955)

En el buen cine la imaginación entra a jugar, poniendo partes que faltan de un gran rompecabezas. Algunas veces el detalle más pequeño nos dice más que el evento mismo. La metonimia es un recurso retórico que consiste en tomar el todo por una parte. Esta figura literaria se hace muy presente en el primer documental de la serie Visiones de la Guerra: “Noche y Niebla” de Alain Resnais. Aquí observamos, desde el inicio del film, secuencias de lugares vacíos, fantasmales, que nos transmiten la vibra de los actos cometidos en esos lugares. Estas tomas por si solas contienen una carga emocional inmensa a pesar de mostrarnos lugares vacíos. Hace un tiempo, realicé una investigación para un trabajo escolar que ahora recuerdo pues es pertinente a lo que estas tomas me hicieron sentir. En fotografía existe el fenómeno de el No Acontecimiento, y es una corriente que retrata espacios donde sucedió o sucederán eventos sin que ello aparezca en la foto. Ahora es claro que este estilo hace uso de la metonimia para lograr el efecto deseado en el espectador.

En su obra en general, Resnais parece darle mucha importancia al espacio, pues sabe que es una herramienta poderosa a la hora de transmitir emociones. Al observar las escenas a color de la hierba crecida, la via del tren, las habitaciones con las camas rayadas, el techo arañado y descarapelado, los baños y sus letrinas, uno se siente vacío, desarmado, podría decirse que hasta nihilista; enmarcado con cámara fija y algunos travellings, comunes en los Films de Resnais. Esto en contraste con las antiguas secuencias de blanco y negro que, sí, son abominables, pero que hemos visto una y otra vez en otros documentales que develan la crueldad de la guerra. En estas tomas sí aparece gente y hay algunas imágenes muy duras, sin embargo es diferente el sabor de boca que le dejan estas imágenes y las que no muestran gente, sino solo el espacio vacío.






Por otro lado también están las insólitas imágenes, en blanco y negro, no de espacios vacíos, sino de objetos en desuso, estos que por su cantidad nos dan una idea de la magnitud de lo brutal magnicidio haciendo uso, de nuevo, de la metonimia. Los montones de lentes, los mechones de pelo, las toneladas de ropa, etc.




Destaca el gesto amable que hace Resnais casi al principio del documental, cuando se burla del diseño de las casetas nazis. Tal vez es una toma graciosa para aligerar lo que viene después. En un acto de sabiduría y humildad, Resnais toma prestadas las palabras de Jean Cayrol, sobreviviente del holocausto, pues Resnais no quier escribir acerca de algo que no sabe. Así es como hasta que Cayrol entra al proyecto es que Resnais acepta dirigirlo. El film está estructurado de manera que nos va revelando los lugares vacíos con metraje original de la guerra filmada por los mismos nazis para, lejos de hacerlo por diversión o por registrar su hazaña, comprobar que estaban haciendo el trabajo para el que fueron encomendados, por el que recibían un sueldo y del que comían. Es por eso que años después, injustamente no se pudo responsabilizar a mucha gente que pudo haberse opuesto a esta masacre. Es un poco lo que pasa con la Iglesia, o países como Francia, que antes de que se les culpe de no haber hecho algo para acabar con el genocidio, se lavan las manos exponiendo este tipo de documentales. ¿Qué tan responsables son los que callan?


Aquí este gran documental:
http://video.google.com/videoplay?docid=4784910586890911682#

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