domingo, 11 de abril de 2010

Jaguar



Jaguar
Jean Rouch FRA (1967)

Al ver (y tratar de entender) los documentales de Jean Rouch, uno puede reflexionar acerca de las etiquetas que se usan para clasificar al cine. Ficción, documental, cine-ficción (término acuñado por el propio Rouch), etno-ficción, etc. Creo que aquí podemos decir que las películas son eso, películas y clasificarlas solo sirve para acomodarlas en un anaquel de Blockbuster, y como es obvio; no sé si desgraciada o afortunadamente, nunca encontraremos una película de Jean Rouch sobre esos anaqueles, no tiene sentido etiquetar su cine.

En Jaguar no sabemos si todo es actuado; si los tres jóvenes que van de la sabana a la ciudad simulan sus acciones, su ideología, etc. Esto lo podemos ver en otros trabajos de Rouch, como La Pirámide Humana, donde sabemos que todo es montado, dándole un doble discurso a la película. En Jaguar no lo sabemos tan claramente, pero lo podemos inferir. La estructura de la cinta es la de un viaje que cambia vidas, una road movie africana, aspiracional (sí, hay algunos guiños que dejan ver actitudes tal vez frívolas de los protagonistas, pero naturales al fin y al cabo), pero que, como Nanook, se conecta con sensibilidades globales al enseñarnos fenómenos locales, mostrando personajes a una edad donde la aceptación de los demás, la admiración sobre los otros y el sentido de pertenencia es muy importante. Asimismo, es la edad del asombro, donde no se puede ocultar la inocencia (sólo hay que recordar la escena donde llegan al mar) y se quiere y necesita ganar experiencia. Esto se enriquece cuando está alguien como Jean Rouch documentándolo; no importa si es verdad o ficción.




Por otro lado, gracias a esta inocencia y algunas veces malicia de los personajes, suceden cosas cómicas durante el viaje, siempre entre la delgada línea entre lo gracioso y la burla. ¿Racismo? Viniendo de Rouch, es completamente ilógico e improbable, pues es un adorador de la cultura africana, a diferencia de algunos otros documentalistas europeos que se aprovechaban de la exoticidad del continente negro para realizar sus documentales. En Jaguar, los personajes se sienten orgullosos de su tierra, de su raza. Cuando caminan en las calles es como ver a Tony Manero caminando en Manhattan. Les gusta exponerse y ser vistos.





Técnicamente, sabemos que para Rouch es vital el hecho de sentir la cámara libre, sin ningún tipo de tripié, cosa que se podría entender como lógica en un documental. La innovación está en el campo de la experimentación con el sónido pues Rouch hace uso de éste extradiegéticamente, permitiendo que los actores se doblen a sí mismos, generando un resultado contrastante con lo libre de la cámara, pero no por eso manipulado. Las tomas largas nos ayudan para entender el contexto en que están sumergidos, ya sean los caminos de tierra en medio de la ciudad, los mercados (muy diferentes a lo que conocemos incluso en el denominado tercer mundo) o la naturaleza misma. En una entrevista, Rouch nos deja ver a algunas mujeres africanas haciendo sonidos, mientras hacen sus labores, lo que hace ver que más que un deber, parece que disfrutaran haciendo música. La toma es larga y contemplativa, pero con un fin: así nos damos cuenta de las sutilezas que suceden alrededor y que son lo que arma la realidad, el ambiente, la atmosfera. Así son las tomas de Jaguar.



No hay comentarios:

Publicar un comentario